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viernes, 20 de julio de 2012

Estoy en un avión ente el cielo y la tierra donde sólo veo el Litoral...

Lo prometido es deuda y como se los prometí en mi entrada "La sangre de las promesas" hoy los voy a llevar a viajar conmigo por las obras Litoral e Incendios de Wajdi Mouawad. Pero primero los voy a situar en el contexto de porque creo que estas obras, esta tetralogía en particular ha hecho tanto ruido en la sociedad mexicana.

Como todos sabemos en los últimos años nuestro país se ha visto envuelto en una encarnizada lucha contra la delincuencia organizada, una lucha que para ninguno de nosotros resulta ajena, ya que de alguna u otra forma hemos sido víctimas de el miedo, la incertidumbre, la injusticia y la inseguridad que nos acecha, es por eso que el teatro de nuestro buen amigo Mouawad ha venido a sacudirnos de manera profunda y contundente.

Su teatro como se los planteé anteriormente se puede decir que es un teatro agresivo y doloroso pero a la vez necesario, emotivo y esperanzador, en el cual podemos encontrar una especie de consuelo ante un panorama aterrador. Hoy en día nos resulta sumamente cotidiano el escuchar hablar de la múltiples ejecuciones, los cientos de homicidios y lo miles de muertos hallados a lo largo y ancho de los diferentes estados de la república como consecuencia de esta ola de violencia por la que atravesamos. 

Es por esto que las atrocidades que Wajdi narra en sus textos, y que suceden en un país aparentemente tan lejano como Líbano que se ha visto sumamente afectado por estas imágenes de muerte y violencia, no nos resultan ya tan lejanas ni mucho menos ajenas, ya que vienen a repercutir de manera muy profunda en nosotros al mostrarnos puntos dolorosamente comunes con este panorama de guerra que también nosotros vivimos actualmente.

El Teatro es precisamente donde este grito de dolor encuentra un medio para ser expresado, un medio para ser visto y escuchado, pero sobre todo un medio donde puede ser encaminado hacia una reflexión que nos haga tomar conciencia en cuanto a la construcción de nuestra identidad, indagando en la memoria individual y social, encendiendo dentro de nosotros esa luz que nos ayude a encontrar no sólo el sentido de nuestra existencia, sino también los vínculos, la responsabilidad y el compromiso con nuestra generación y las que vendrán (Arrevillaga 2010).

Bueno una vez ya dado este contexto, ahora sí les daré un breve resumen de las obras, ambas se desarrollan en Líbano y tienen como premisa principal la muerte de un ser querido. En lo personal hablar de estas obras nunca me resulta fácil ya que hasta ahora las tres que he tenido la oportunidad de ver (Litoral, Incendios y Bosques) han causado en mi un impacto muy profundo a nivel no sólo emotivo sino también reflexivo, con respecto a quien soy yo, de dónde vengo y a dónde voy.

Qué es precisamente lo que le pasa a Wilfrid  en Litoral ya que aquí  tenemos al  joven Wilfrid quien explica de pie frente al juez la forma en que recibió la noticia: cogía con una hermosa mujer que no sabía ni como se llamaba, cuando el teléfono sonó, eyaculaba con cada timbrazo; la voz por el auricular le dio la noticia, su padre fue encontrado sin vida en la banca de un parque. Y tenía que ir a la morgue para la identificación del cuerpo. Desde su infancia los sueños y las fantasías siempre han acompañado a Wilfrid, ahora ante la noticia, más que nunca.


Es ahí  en ese justo momento ante la noticia de la muerte de su padre que Wilfrid se ve obligado a emprender un viaje en compañía de su fiel Caballero Guiromelan, quien lo ha acompañado desde niño y que ahora lo guiará a través de este camino que le va a significar un cambio radical en su vida y le va ayudar a darle sentido a su existencia. Ahí de pie frente al juez Wilfrid pide permiso para trasladar el cuerpo de su padre a su país de origen, iniciando así ese viaje donde no sólo va en busca de encontrar el lugar ideal y más apacible para sepultarlo, sino que también inicia un viaje para encontrarse consigo mismo, con su propia historia, con su origen y con el terror de una guerra que ha devastado aquel país en donde a consecuencia de tantos muertos ya no queda un solo pedazo de tierra libre para enterrarlo. Hasta que el mar pone fin a su andar y un Litoral aparece en el horizonte para ofrecerle un lugar donde enterrar a su padre y donde poder reconciliarse con sus raíces.


Si Litoral no les parece tan agresiva, les puedo decir que están en lo cierto, ya que al ser la primera de las cuatro obras de esta tetralogía es como si nos preparara para lo que viene a continuación, es como si nos diera una pequeña introducción con una historia fuerte y conmovedora, pero al mismo tiempo apacible, es engancharnos al barco para continuar en el viaje. Pero si por el contrario sintieron ese golpe emocional y ese nudo en la garganta agárrense por que el viaje apenas esta empezando.





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